
Nos cansamos de batallar, luchamos por perseguir ciertas cosas y nos quedamos en el mismo lugar.
Miramos hacia el frente y vemos las cosas lejos, gritando a cien voces que vaya hacia ellas y tu, caminas y caminas y no llegas a alcanzar.
La pena nos carcome; la tristeza nos hunde y nos patea sintiéndonos miserables.
Buscamos de donde agarrarnos para no desfallecer y caer al abismo.
un abismo imponente.
Finalmente, tienes el valor de sentarte y pensar que el mundo no se detiene por nosotros y que no hay mas remedio que enfrentar nuestros problemas con la humildad en las manos y la esperanza de que serán solucionados.