Parte de mi jornada diaria de Lunes a Sábado, y de mi proyecto materno y de formadora es poner en práctica en esos 6 días lo que se aprendió el Domingo.
Los Domingos, son aquellos dias en que el stress se relaja, en que el cansancio descansa y el cuerpo cede.
Pero también les cuento que tengo una ardua labor para con los mios.
Es cuando aún en la cama surgen preguntas y son contestadas, es cuando me cuestionan que si tener hijos duele y si Dios existe porque no se deja ver. Es cuando les explico que hay diferentes tipos de dolor y cuales son fisicos y otros impalpables. No les miento cuando les explico que hay algunos que son obligatorios aguantar y otros necesarios. Mas adelante les continuare explicando que hay un tipo de dolor que es opcional tolerarlo. Les continúo explicándoles que Dios, está en todas partes al mismo tiempo y que esa es una habilidad que solo Él tiene. Su omnipotencia.
Apenas tienen 7 años y medio y 5 años, una es hembra, el otro varón, pero son ellos los que cuestionan y no puedo fallarles a su enorme capacidad de entender y mas tarde de aplicar.
Tengo ya varios Domingos corrigiendoles que no se dice "haiga" sino que se dice "haya". Les confieso que eso les ha costado aprenderlo. Pero estamos en proceso.
Aprovecho los Domingos para bailar al son de nuestras risas y es encima de la misma alfombra donde bailamos, le explico que la música barata puede bailarla y tararearla, pero que jamás la conviertan en su favorita. No los puedo encapsular en ninguna burbuja, pero si puedo demostrarles que la música define a las personas.
Es también los Domingos, cuando les defino que es la prudencia, la lealtad, la fidelidad, la humildad, la perseverancia, el amor al prójimo, el respeto al adulto y al anciano, es cuando les propongo tratos para que entienda el porque hay que dar, donar y desprenderse cuando es necesario.
Ya han aprendido a demostrar afecto sin sentirse apenados y a recibirlos sin que esto los avergüence.
Los Domingos los aprovecho para explicarles que el cuerpo es suyo, pero que hay que cuidarlo.
Algo muy simple que han aprendido los Domingos, es a hojear un libro. Que no es de abajo hacia la izquierda, sino desde arriba hacia la izquierda.
Les he dicho que tienen derecho a llorar cuando sea necesario, que no se cohiban de hacerlo en frente de un dolor.
Que expresen comedidamente su pensar, su querer y su negación.
Que no se traguen lo que deseen decir. Pero que pida su turno y lo exprese.
Los he enseñado a amar su entorno, su casa, a apreciar lo que tienen y a que no anhelen lo que no les pertenecen. Que hay que saber perder y no llorar por eso. Y que ganen o pierdan se debe de dar las gracias.
Hoy son los niños que dependen de mi, mañana el adulto libre y sin tabúes, ecuánime y responsable, con discernimiento y decisión, pero también con el libre albedrío de hacer con ellos mismos lo que entiendan............ y ya eso no dependerá de ningún Domingo, si no, de lo adquirido o no adquirido de todos los Domingos de sus vidas y su propio sentido común.
No es un simple día........
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